¿Es Colombia un Estado Canalla?

Noam Chomsky generó un caos en el mundo político en 1991 al presentar «Miedo a la democracia». Su lectura llevó a un descubrimiento impactante por lo inesperado, aunque controversial por la excelencia con la que está sustentado. El lingüista construyó con cada párrafo un poderoso argumento, posibilitando sustentar una tesis alucinante y opuesta a la creencia más generalizada, pero cuya concatenada exposición obliga al lector a concordar con los alegatos finales del autor: Estados Unidos, sentenció él, aborrece el sistema político que busca expandir por el mundo entero. Ama el prestigio por él otorgado, por supuesto; la legitimidad frente a las naciones ofrecida al promoverlo, indudable; la posición de superioridad otorgada con respecto a otras sociedades imposibilitadas a organizarse bajo sus formas, indubitable esto. Pero no soporta de él su característica primordial: la entrega del poder.

Su análisis se ciñe con agudeza a estudiar el gobierno del presidente republicano e ídolo del conservadurismo estadounidense: el señor Ronald Reagan. Su conclusión de su mandato es tajante: «durante ocho años, el gobierno de los Estados Unidos funcionó virtualmente sin un primer ejecutivo». Su opinión sobre el quehacer del actor convertido en líder político fue aún más controversial: «el deber de Reagan era sonreír, leer los textos del teleapuntador con voz agradable, contar unos cuantos chistes y mantener el auditorio oportunamente confuso». Para el académico, Reagan «parecía disfrutar de la experiencia» de ser presidente, a pesar de los horrores ocurridos durante su mandato. Pero, «en realidad, no es asunto suyo si los jefes dejan montones de cuerpos mutilados en los vertederos de los escuadrones de la muerte en El Salvador o cientos de miles de personas sin hogar en las calles».

Noam Chomsky
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