¿Las profecías de Pearl Jam?

La década de los noventa se liga por completo a una marca: MTV. El canal de música transformó su industria y elevó su nombre hasta convertirlo en una religión. Una veintena de artistas musicales con sus obras audiovisuales de promoción acompañando sus canciones fueron la razón de tan inmenso éxito. En un mundo donde la suerte de un disco estaba ligada a la calidad de los videos musicales, Guns N’ Roses, Nirvana, Michael Jackson, Madonna, consiguieron conquistar verdaderas cimas artísticas con sus promocionales.

El nuevo mecanismo de la industria fue tan exitoso que algunas fueron verdaderas piezas cinematográficas realizadas por directores celebrados en el séptimo arte (Martin Scorsese dirigió «Bad» de Michael Jackson, Gus Van Sant lo hizo con «Under the Bridge» de los Red Hot Chili Peppers, y Brian de Palma tomó las riendas en «Dancing in the Dark» de Bruce Springsteen) o por algunos directores encaminados a convertirse en cineastas de renombre ante la cinefilia mundial (David Fincher hizo “Janie’s Got a Gun” de Aerosmith, Michael Bay realizó para Meat Loaf “I’d Do Anything For Love (But I Won’t Do That)” y Spike Jonze dirigió “100%” de Sonic Youth).

«Jeremy» de Pearl Jam. (Click en la imagen para ver el video)

En medio de toda la parafernalia de imágenes acompañando al sonido, una agrupación se posicionaba contra el motor de su industria y cancelaba, en el momento cúspide de su carrera, toda promoción a través de videos musicales. Pearl Jam, banda de Seattle liderada por Eddie Vedder, se retiraba del universo creado por MTV después de haber recibido en la máxima fiesta de la cadena televisiva varios de sus premios más codiciados: mejor vídeo del año, mejor vídeo de grupo, mejor vídeo de heavy metal/hard rock y mejor director, en la edición de 1993 de los MTV Video Music Awards. “De aquí a diez años no quiero que la gente recuerde nuestras canciones como vídeos”, sentenció en su momento Jeff Ament, bajista de la agrupación. Pero la razón parece ser mucho más profunda e impactante: renunciaba a usar el nuevo vehículo publicitario al haber sufrido una censura por parte de la cadena al desear hacer una representación artística de un suceso tenebroso: el suicidio de un menor de edad en pleno salón de clases en su escuela.

La historia es una ya familiar para muchos contemporáneos. Jeremy Wade Delle llega a su clase en Richardson, Texas, el 8 de enero de 1991 y ubicado frente a todos sus amigos les comparte: «Ya he encontrado lo que buscaba» (Jeremy spoken class today). Segundos después toma un revolver, introduce su barril en la boca y aprieta el gatillo, cercenando con el impacto de la bala su vida de manera inmediata. La noticia interesa a los periódicos y en uno de ellos se encuentra con la lectura de Eddie Vedder quien, obsesionado con la vida del pobre muchacho, escarba en la desgracia hasta hallar la inspiración y dar con la musa sirviendo de catarsis, ejercicio que culminó en uno de los himnos inmortales del rock: «Jeremy».

Reportaje sobre el suicidio de Jeremy Wade Delle

«Ten», el disco que publica la canción, se transforma en un éxito descomunal para su disquera, Epic, quien deseosa por acrecentar las ventas del larga duración organiza un promocional acorde a las tendencias del momento. Cantante y músicos habían declarado infinita cantidad de veces que Pearl Jam era una banda para tocar en vivo y de ahí que, sus dos primeras promociones audiovisuales, «Alive» y «Evenflow», no sean más que grabaciones de varios de sus conciertos. Si Epic quería un tercer sencillo que extendiera la vida comercial del álbum ese no podía ser uno diferente a «Jeremy», canción que ya estaba fascinando a todos los compradores; y si de esa canción se iba a hacer una pieza promocional en video no podía ser una interpretación en vivo simplona, sino toda una pieza de arte capaz de hacer justicia al hecho tan espantoso en ella relatado.

La temática refundida detrás de la canción asusta a Epic y cancela cualquier realización audiovisual explicita. Entra allí Chris Cuffaro y crea una primera propuesta, con la aprobación del cantante, el apoyo de la banda y un presupuesto propio de USD 20.000. Entrega un pequeño promocional de la agrupación tocando en un espacio cerrado y cediendo espacios en el metraje para insertar metáforas visuales del suceso trágico inspirando la melodía. Muy artístico; pero claramente insuficiente. Acorde a Cuffaro, el video realizado era el que la banda requería y necesitaba en su momento. Pero Epic no aceptaría el trabajo y, a regañadientes, se decide ir a lo grande. Entra en escena Mark Pellington (el director del comercial de Reebook en “Jerry Maguire”) y comienza la historia del icónico cortometraje de «Jeremy».

Mark Pellington

La banda mantenía su postura de «no querer venderse a MTV» y rechazaba cualquier posibilidad de un video musical. Pero Pellington, después de encerrarse a escuchar la canción una ingente cantidad de veces, creó un concepto capaz de atrapar al mismo líder de la agrupación. El director confesó no haber sufrido de acoso adolescente; pero sí el sentir alineación por parte de sus padres en una edad temprana de su vida. Posterior a una profunda inserción en los sucesos rondando la composición, el artista audiovisual le comentó sus impresiones al maestro de la voz, en medio de una conversación definida por él mismo como poética con Vedder sobre «Jeremy», una cuyas palabras lo inspiró a realizar la inolvidable producción audiovisual.

El resultado es una pieza de cine brutal. Con un inicio a ser plagiado en la introducción de «Se7en», collage de piezas enigmáticas sobre los hechos a retratar, que abren paso para presenciar una actuación tan poderosa como encarnizada por parte de Trevor Wilson como Jeremy, se desarrolla toda una metáfora visual de los hechos desencadenantes de la tragedia vivida en Texas. Cuando Vedder leyó la noticia de la que nacería la canción, según él, no tuvo más que dudas: “me preguntaba por qué había sucedido. Me preguntaba por qué lo hizo”. Y el tema, brillantemente plasmado en la obra de Pellington, es una respuesta a esas interrogantes, las que se centran en tópicos hoy comunes, pero profundamente desconocidos en aquellos años: el descuido paternal y el acoso de compañeros de escuela capaces de transformar a un joven en uno traumatizado y, eventualmente, peligroso. «Jeremy» es una constante alegoría de un pequeño atormentado cuya estresante vida lo impulsa a medidas extremas.

Portada del sencillo de la canción.

Se iría Vedder, en su canción, lanza en ristre contra la final decisión del joven Jeremy. El cantante tomó la historia «de un pequeño párrafo en un periódico, lo que quiere decir que te suicidas y haces un gran sacrificio para intentar obtener una venganza y lo único que consigues es un párrafo en un periódico. Nada ha cambiado. El mundo sigue y tú te has ido. La mejor venganza es seguir viviendo y probarte a ti mismo. Ser más fuerte que esa gente”. El video musical, como explica su director al recibir el MTV a video del año, fue mal interpretado por muchos espectadores, quienes concluían de él que Jeremy asesinaba a sus compañeros, producto de ver a los estudiantes llenos de sangre en su ropa al final del metraje, cuando la intención era reflejar el vital líquido del suicida sobre ellos desparramada. La versión final del director tiene un plano del joven llevando la pistola a su boca, el que MTV pidió cortar por miedo a herir susceptibilidades. Inmenso error histórico.

Pero aquel robándose la atención de todos es el propio líder vocal, quien no canta su canción, sino hace de ella una interpretación, una declamación. Se siente en su expresión su rabia por la situación vivida, por lo hechos adolecidos, por las injusticias sufridas, por el acontecimiento estimulante creador de sus letras. Indudablemente la canción fue doblada en la filmación, pero la visceral presencia de Vedder la hace más real que en cualquier concierto de la banda. Siempre se resalta el trabajo del actor con la cámara y el realizado por el líder de Pearl Jam es impresionante. Sentado en una silla invisible para el espectador, ignora por completo la cámara paseándose por él, en un juego maravilloso de coquetería entre autor visual y cantante. La insistencia por encontrarse ambos culmina en un mágico momento en que la mirada del intérprete de la pieza sonora se cruza con la línea de visión del plano, erizando la piel del espectador.

«Do The Evolution» de Pearl Jam. Click en la imagen para ver el video.

La banda se retira de la filmación de videos a finales de 1992, hasta que en 1998 presenta una nueva promoción para «Do The Evolution» de su disco «Yield». El mundo estaba a la expectativa y la agrupación no desilusionaría en lo más mínimo. Sí, fue impactante para los fanáticos no ver a sus ídolos en el metraje; pero lo presentado es de una fuerza tal, con un mensaje de una profundidad alucinante y una puesta artística tan vibrante, que no hubo nadie quejándose. Y no se podía esperar menos dado los créditos del filme animado, porque eso es lo que realmente el video es, una tormentosa animación: la dirección estuvo a cargo de Kevin Altieri, quien venía de realizar la mejor adaptación de Batman, la mítica «Batman: The Animated Series», con dibujos a cargo de Todd McFarlane, genio detrás de la brillante serie de HBO «Spawn».

El track propone vislumbrar la evolución humana como una lucha por el poder que conlleva a la destrucción del mundo. Y la forma en que se plasma en la pantalla es alucinante. Es una condensación histórica, un repaso del crecimiento humano, de su crueldad y violencia. Cada plano de él, poderoso y traumatizante, recuerda las palabras de Mickey Knox en «Natural Born Killers» al estipular que los humanos «matamos a todas las otras especies, pero le llamamos a eso progreso». El video es una puesta en escena animada del aterrador discurso del Agente Smith en «The Matrix» al describir con mucha certeza a la especie dominante de la Tierra como un virus y no un mamífero, como el cáncer expandiéndose, una idea hoy muy compartida por generaciones más jóvenes, a tal punto que el pensador moderno Jordan Peterson ha hecho gran parte de su carrera al irse contra los que así piensan.

Yuval Noah Harari

La filosofía detrás de toda la obra rememora la poética y trágica frase de Ari en “Planet of the Apes”: «al parecer la historia premia la maldad con el poder». El sedentarismo, aislamiento digital y destrucción ambiental de «Wall E» está todo representado en “Do The Evolution”. Se celebró con bombos y platillos la publicación del magnífico trabajo escrito de Yuval Noah Harari en «De animales a dioses» por poder condensar la historia humana en unas pocas páginas; pero parece no ser más el texto que una adaptación de la obra fílmica de Pearl Jam.

Se ha sustentado, y hasta cierto punto comprobado, que, si se quiere anticipar el futuro es en el arte donde se debe buscar las guías para descifrarlo. «Jeremy» escandalizó por denunciar el ambiente escolar como uno doloroso y traumático, capaz de llevar a asesinatos en masa, un hecho a ser sufrido a lo ancho y largo de los Estados Unidos. Pocos años después, en 1996, Barry Loukaitis, de 14 años y oriundo de Moses Lake, Washington, asesinó a su clase de álgebra en el Frontier Middle School, influenciado según él por el video de la canción de Pearl Jam. Entendía él también que el final del video era el asesinato de los compañeros de clase. Jamás se debe culpar a la banda por tal acto, pues es nada distinto a la materialización de la atmósfera dura, cruda y fría al interior de los colegios, explotada en los conocidos tiroteos de la potencia más grande del globo.

«Do The Evolution», Pearl Jam.

Aunque es trágico y doloroso aceptar la exactitud de Pearl Jam sobre su análisis en «Jeremy», los hechos cotidianos parecen darle la absoluta razón a los expuesto en «Do The Evolution». Y eso es verdaderamente terrorífico. El genocidio en Yemen, la Guerra en Ucrania, los anuncios intimidantes del cambio climático… Todo indica que la evolución está impulsando al ser humano a la extinción. Joseph Schumpeter, el magnífico economista, proyectaba que «el capitalismo morirá de éxito». Recordando a Malthus (y a Thanos) el sistema será tan productivo que acabará con todos los recursos del planeta y enterrará al final, con él, tal y como un virus lo haría, por recordar las palabras del Agente Smith, a toda la humanidad.

Decenas de artistas se quejaron al final de tener un video en sus canciones. Para ellos, la sentencia de Ament se hizo realidad: ahora las imágenes son las que pueblan las mentes de los escuchas y con eso se extingue toda la subjetividad de la música. El sexto arte está hecho para soñar, inspirar, ensimismar al escucha; no para recordar una historia visual. No hay debate ahí; pero en el caso de Pearl Jam y estas dos piezas, las canciones se engrandecieron con sus promociones. La publicidad es capaz de producir arte y para la prueba está “Mad Men”. Y los videos de Pearl Jam lo son. La mezcla de cine y música es la más fuerte expresión humana, como lo relató Quentin Tarantino, director que proponía a Sergio Leone y Ennio Morricone como los inspiradores de MTV. Ya sea el cine usando la música para crear una emoción, o la música haciendo gala del cine para impactar con un mensaje, el resultado no se altera por el orden. Pearl Jam hizo cine con sus videos y fueron proféticos en cada postura tomada. El problema es que no se están escuchando.

«Do The Evolution», Pearl Jam.

Pearl Jam hizo cine con sus videos y fueron proféticos en cada postura tomada. El problema, tal vez es, que no se están escuchando.

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